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  • Álex Martínez

José de Espronceda | La vuelta del cruzado



El que ansioso de alta gloria, joven dejó sus hogares, y lanzándose a los mares, voló a buscar la victoria, vencedor del turco fiero, vuelve, valiente cruzado, del sol el rostro tostado y en sangre tinto su acero.

Allí, su lanza en la lid dio a su renombre esplendor, le cantó el trovador como a intrépido adalid.

Ora vuelve, en su semblante con cicatrices de heridas en honra y pro recibidas de la que adora constante.

Tal vez al verle a su reja le desconozca la hermosa que sensible y cuidadosa oyó otro tiempo su queja.

Mas si no vuelve de Oriente, cual antes, joven hermoso, vuelve intrépido y brioso y ornada en lauros la frente.

Y las lunas abatidas de los árabes altivos, cien caballos, cien cautivos, cien cimitarras vencidas, el soldado de Sión rendirá ante su hermosura y con humilde ternura su constante corazón.

Y si amorosa un momento tendrá completa ventura su más alto pensamiento, y tendrá por muy dichosa de su destino la estrella si le devuelve su bella siempre tierna y cariñosa.

Que por la cruz y en su honor ha alcanzado la victoria, y su nombre y su memoria realzó en la lid su valor, y buscando dónde ir a hacer su nombre famoso, vuelve a sus pies venturoso sus laureles a rendir.



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